Biografía Artes Marciales

Mi andadura en las Artes Marciales se remonta al comienzo de la década de los 80 cuando empecé a practicar Karate Shito Ryu en Madrid y hasta hoy no he dejado de practicarlo. Durante los primeros años competí, pero siempre me interesó más la parte mas tradicional del Karate. 

A principios de los 90 empieza mi inquietud por la Defensa Personal, que empiezo a simultanear con las clases de Karate. Éste fue el punto de partida del desarrollo de lo que con el transcurso de los años acabaría siendo el Goshindo Taikijutsu Ryu, un sistema Marcial de Defensa Personal con una identidad propia, fruto del trabajo de casi tres décadas de entrenamiento y una labor constante e incansable por desarrollar la Defensa Personal tal y como la concibo.

A mediados de los 90 empiezo a practicar durante varios años Kobudo

En el año 1995 imparto mi primer curso diseñado específicamente para mujeres con el objetivo dotarlas de una serie de herramientas, tanto físicas como psicológicas, que le permitan afrontar una agresión de la manera más favorable posible. Esto sólo era y es posible con la experiencia adquirida curso a curso, aprendiendo de cada una de las miles de mujeres a las que he tenido la suerte de inculcar, por lo menos, la consciencia de que deben y pueden afrontar una situación desfavorable y volverla favorable.”Debes y Puedes” ha sido una de mis máximas al tratar la Defensa Personal Femenina.

A comienzo de los años 2000 comienzo a entrenar Hapkido, Defensa Personal Policial y Bujutsu Sosei

Durante todos estos años, junto a las disciplinas mencionadas anteriormente, he simultaneado por temporadas otras disciplinas como Aikido, Jiu Jitsu, Full Contact, Kali, etc

Después de más de 40 años de práctica y 33 dedicados a la docencia, habiendo impartido clase cada semana, y cientos de cursos a nivel nacional, puedo decir que mis ganas de aprender siguen creciendo cada día y que la satisfacción que siento cuando veo crecer a cualquiera de mis alumnos, ya sea a nivel técnico o porque le haya aportado aunque sea una pequeña chispa que ha encendido en su interior la pasión por el Budo, hace que todo el trabajo, el sufrimiento, la dedicación y el sacrificio de tantas cosas a las que he renunciado por el Budo, hayan merecido y sigan mereciendo la pena.
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