Nuestro peor enemigo

Nuestro peor enemigo

Es paradójico como nuestro peor enemigo no está fuera, sino dentro de nosotros. La capacidad para autoinfligirnos sufrimiento es casi ilimitada y nuestros pensamientos están al mando de semejante hostilidad.


Cada día soy objeto de multitud de pensamientos que atacan mi estabilidad emocional, y unas veces me es más fácil transformarlos y dejarlos ir, y otras hacen que me quede atrapado en ellos.


Nuestra mente dualista nos enseña una realidad condicionada por nuestras experiencias y en base a ellas emitimos nuestros juicios. La interpretación de las cosas que nos suceden es lo que nos hace sufrir, no las cosas en sí mismas.


Cuando, por ejemplo, nos dan una mala noticia, podemos estresarnos, desanimarnos, desarrollar ansiedad y con ella cualquier otra patología o afrontar la situación de una manera más positiva y transformadora.


En una reflexión anterior hablaba de las cosas que podemos controlar y una de ellas era la capacidad de elegir nuestra respuesta ante un determinado hecho. Podemos decidir cómo queremos que nos afecten las cosas y eso es determinante para nuestra salud física y mental.


Cuando llegan pensamientos que no nos gustan o nos incomodan lo primero que solemos hacer es alejarlos, pero de esta forma solo los hacemos más persistentes. Cuando aparece un pensamiento negativo debemos recordar que solo es un pensamiento, que no nos define y que no tiene por qué ser real. Obsérvalo y acéptalo porque es la única forma de avanzar y una vez lo hayas hecho, invítalo amablemente a que se vaya.


Lo primero que debemos hacer para poder transformar un pensamiento es prestarle atención plena y si cuando aparece, lo que hacemos es apartarlo, será muy complicado producir en él cualquier cambio. Recuerda que cuanto más intentemos rechazar algo, más resistencia tendrá a alejarse.


La ansiedad es una respuesta de nuestro organismo ante un acontecimiento que pensamos que puede ocurrir. A nivel fisiológico, aunque solo sea una construcción de nuestra mente y no llegue a ocurrir nunca, nuestro cuerpo puede experimentar las mismas sensaciones que si lo estuviéramos viviendo realmente. Por eso el estrés o la ansiedad pueden causar estragos en nuestro organismo. Herramientas como el programa Conecta® son muy eficaces para reducirlos.


No te quedes atapado en tus pensamientos y ante cualquier situación decide cómo quieres afrontarla. Puedes encerrarte en ti mismo y sufrir o puedes intentar prestar atención a tus sentimientos y emociones y aceptarlos tal y como son. Cuando dejamos que la mente se centre en el dolor lo intensifica, pero si expandimos la mente reduciremos parte del dolor y provocaremos una transformación que hará que la misma causa del sufrimiento cambie.


«Nuestra mayor debilidad radica en rendirnos. La forma más segura de tener éxito es siempre intentarlo una vez más». Thomas Alva Edison.


Sé que es difícil, pero no dejaré de intentarlo, ya que está bajo mi control.

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Manuel Montero Kiesow

Coach, mentor, profesor de artes marciales y ajedrez


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