Sobre los deseos

Sobre los deseos

¿Es bueno desear vehementemente que ocurran ciertas cosas?


Es curioso cómo funciona nuestra mente cuando deseamos algo. Ese anhelo nos puede llegar a producir ansiedad hasta que consigamos eso que queremos tener o eso que deseamos que ocurra.


Si lo que deseamos está fuera de nuestro control y no lo conseguimos nos frustrará y, aunque finalmente lo consigamos, hasta el momento de su consecución en la mayor parte de los casos nos sumirá en un estado de ansiedad.


Entonces, ¿no debemos desear que ocurran cosas?


Desear es algo inherente al ser humano, desear tener mejor salud, más dinero o una mejor vida, desear ser más feliz, tener un buen trabajo o encontrar a tu media naranja; en definitiva, esos deseos son los que nos impulsan a actuar. Pero, ¿qué pasa cuando lo deseamos demasiado?


Si nuestra felicidad depende de la consecución de ese deseo es probable que la posterguemos hasta su consecución, y esto si lo conseguimos, ya que es algo que puede o no ocurrir. Cómo vivimos durante ese tiempo que transcurre entre el deseo y la consecución es lo que importa. Si somos capaces de no hipotecar nuestra felicidad y disfrutar del camino, lo consigamos finalmente o no, no nos frustrará tanto no conseguirlo y no nos sumirá en un estado de ansiedad durante el trayecto. Habremos disfrutado de cada momento durante el viaje.


En conclusión, debemos vivir en el presente, en el ahora, y, como diría Seneca, "vive el hoy como si no fuera a haber un mañana". Cuando aplazamos nuestra felicidad en aras de conseguir algo en un futuro, dejamos de vivir y disfrutar el presente. El mañana es incierto y la proyección de nuestros deseos en él no hacen sino subordinar nuestra vida a esas expectativas, que podrán cumplirse o no.


Manuel Montero Kiesow

Coach, mentor, profesor de artes marciales y ajedrez


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